Imagen global vs. realidad: Durante décadas, Cuba se ha proyectado como una “potencia médica”, enviando brigadas al extranjero desde 1963 y convirtiendo la exportación de servicios médicos en su principal fuente de ingresos.
Falta de transparencia: Las cifras oficiales hablan de 22.000 médicos en más de 50 países, pero estimaciones independientes señalan hasta 50.000 en más de 60 naciones, sin datos públicos ni rendición de cuentas.
Colapso del sistema interno de salud: Dentro de la isla, los hospitales sufren escasez de medicamentos, insumos y personal; muchas clínicas han cerrado y los pacientes dependen de donaciones o del mercado negro.
Prácticas de trabajo forzoso: Las misiones médicas cubanas suelen implicar coerción, confiscación de pasaportes y restricciones de movimiento, cumpliendo criterios del OIT y del Protocolo de Palermo sobre trabajo forzoso y trata de personas.
El costo humano: Mientras el Estado obtiene divisas exportando médicos, los ciudadanos padecen un sistema sanitario en ruinas; los testimonios recopilados exigen una rendición de cuentas internacional urgente.